martes, 11 de mayo de 2010

UN SITIO PARA VOLVER

 

mesa Desde hace un par de meses, nuestra actividad furanchística había decrecido considerablemente por diversas razones, y para poner remedio a tan inusual situación, nos pegamos la gran cena el pasado fin de semana.

rodaballo Elegimos para esta ocasión el restaurante Luis, en San Adrian de Cobres, estimulados por los sabios consejos de varios amiguetes que ya habían pasado por el lugar. En medio de un diluvio infernal acometimos la trabajosa tarea de localizarlo, ya que el acceso y la falta de señalización en la negra noche hicieron que nos perdiéramos en varios intentos, hasta que al fin pudimos llegar al ignoto lugar.

necoras El lugar en cuestión fué furancho de prestigio en el pasado, habiéndose convertido en la actualidad en un coqueto restaurante, en el que habíamos reservado una mesa redonda en el primer piso.

Una vez consultada la carta, nos decidimos por unos entrantes a base de exquisitas navajas a la plancha, pulpo y otras variadas raciones, para acometer el segundo: sabrosos y cardiosaludables pescados en diversas preparaciones, con un albariño de la casa mas que aceptable y todo casi a precios de furancho. Echamos de menos unos postres caseros, ya que todo era industrial y mediocre.

Habiéndonos fijado en el paso de camareros con grandes raciones de marisco (que Maese Gonzalo no pudo resistirse en probar), también a precios aceptables según la carta, nos fuimos de lugar satisfechos y prometiéndonos que sin tardanza volveremos otro día dispuestos y preparados para trabajar el crustáceo.

Como anécdota feliz, consignar que al regreso nos esperaban agazapados bajo un puente el dúo Sacapuntos. Tras medir mis alientos con su chirimbolo, nos dejaron ir por falta de graduación suficiente, pese a que recuerdo haber tomado esa noche mi buena media docena de albariños y media pinta de Guinness de postre (y aún hay quien no cree en los milagros…)

FOTOS