OTRO PARAISO PERDIDO

En este mundo, todo lo extraordinario es finito y se acaba un día. Apenados y compugidos llegamos al anochecer a nuestro furancho-marisquería favorito tantas veces visitado, en el lugar de O Cabalo, cerca de la localidad de Bueu, para tomar la última y refinitiva colación, ya que (como parece que es costumbre que nos persigue en los ultimos tiempos) también cierra sus excelentes cocinas para siempre, por merecidísima jubilación de los dueños.

El plan era disfrutar de la cena bajo la parra al aire libre, pero los negros nubarrones que amenazaban diluvio nos acojonaron ligeramente y decidimos trasladar platos y cubiertos al reservado interior.

El menu se compuso, como siempre, de los legendarios bruños de la ria, percebes, navajas y nécoras. Como plato fuerte, estupenda caldeirada de rape y un enorme sargo al horno. Los imperdonables postres (chulas de calabaza y empanada de manzana) dejaron paso a los cafes y chupitos de licores caseros varios que calentaron nuestras gargantas para iniciar el acostumbrado karaoke guitarrero que nos entretuvo hasta la madrugada.

Tras el pago de la minuta y la entrega de regalo de despedida a la amable y emocionada anfitriona, nos despedimos y subimos a los carruajes camino de la capital para, los mas trasnochadores, rematar la faena el el Universo.

Debido al inmiente viaje de los editores a tierras mediterraneas, este blog permanecerá en silencio sepulcral durante un par o tres de semanas. A la vuelta nos vemos de nuevo para documentar convenientemente los eventos de agosto, que seguramente no serán pocos, como es costumbre en esta sacrosanta asociación.

FELICES VACACIONES A TODOS

OTRO AÑO MAS PA LA SUSI

Pantagruélico almuerzo el que nos metimos entre pecho y espalda en nuestra sede central de Campañó, esta vez con ocasión de celebrar el cumpleaños de Susi. Desarrollóse el evento en los jardines exteriores, gracias al veraniego día con que nos obsequió la madre Naturaleza.

A la sombra de los pámpanos, comenzamos atacando tras el aperitivo unas jugosas empanadas de bonito y zamburiñas, mientras en la lareira ardiente  terminaban de churrascarse los grandes trozos de vacuno y porcino, que degustamos acompañados de una salsa especial y la correspondiente ensalada de la huerta, todo ello remojado con las botellas necesarias de albariño, godello y Ribera de Duero.

A los postres, una superfuente de riquísimas filloas y la habitual tarta de cumpleaños, que dieron paso a los cafés y chupitos que nunca faltan a nuestra mesa, mientras se efectuaba la entrega de regalo y los ostentóreos vítores a la hojameneada.

El jefe Ron y sus felinos subalternos terminaron de pelar las sobras, mientras los presentes hacíamos circenses equilibrios para lograr ver a los nuevos inquilinos de la casa: un nido de diminutos gorriones que han osado aposentarse en el mismísimo cuarto de baño. Tras un saqueo corsario al ciruelo de Germán, nos despedimos, dando por finiquitada la celebración hasta la próxima.

FELIZ CUMPLEAÑOS, SUSI

FOTOS

TINTO DE BARRANTES (Y SABROSA CENA ANTES...)

Salvo por causa de fuerza mayor, nunca fallamos a la Festa do Tinto de Barrantes, y con ganas de juerga hasta allí nos fuimos. Como en estas fechas es casi imposible encontrar un hueco para cenar cómodamente en la villa, y si se encuentra es malamante apretujados, conocedores de este inconveniente nos curamos en salud y encargamos la cena en O Adro de Castrelo.

Acompañando las frescas jarras de buen vino que siempre nos sirven en el lugar, degustamos las variadas raciones de la casa, acabando un poco achispados, a juzgar por el sonoro concierto de carcajadas con que alteramos la paz del vecindario.

Una vez satisfechos los apetitos, nos encaminamos rumbo a Ribadumia, donde conseguimos milagrosamente una mesa en la terraza del Ché, para tomar unos gin-tonics (esta vez inusualmente mediocres debido a la falta de tiempo para su correcta preparación, pecado venial que disculpamos y remediamos con unos crujientes churros adquiridos en un puesto cercano). Seguidamente, fieles a la llamada musical de las excelentes orquestas que animaban el ferial, nos colocamos en primera fila para menear espasmódicamente el esqueleto y así digerir convenientemente alimentos y bebestibles.

Entre ritmos sincopados nos dieron las tantas, así que decidimos retirarnos a objeto de conservar las fuerzas para el día siguiente, que ya no esta uno en edad de hacer alardes, no nos vaya a dar un pallá.

RACIÓN, DESPEDIDA Y CIERRE

Con gran nostalgia estomacal y pesar en el corazón asistimos emocionados, quizás por última vez, a nuestro furancho favorito de Bordóns. El establecimiento echa el cierre definitivamente en breve por cambio de actividad de los propietarios, que ahora pasan a hacerse cargo de un hotel en la vecina localidad de Sanxenxo.

En su apacible terraza nos zampamos las habituales raciones que tantos buenos y digestivos ratos nos han deparado: tortillas, zorza, pimientillas de Padrón, tartas varias y las heladas jarras de buen albariño, que corrieron sin tasa hasta apagar completamente nuestra sed.

Terminado el funeral, con lágrimas en los ojos  y las barrigas por el suelo nos despedimos para siempre del bello lugar (será imperioso buscar otro puerto de atraque en la zona que lo sustituya, por aquello de no dejar la parroquia desatendida) para rematar el velatorio con unas copichuelas en uno de los exclusivos locales VIP del puerto deportivo de Sanxenxo.