EN BUSCA DEL FURANCHO PERDIDO

El otro día, fuimos con la esperanza de encontrar abierto el escurridizo furancho de Marcón (siempre que intentamos ir nos damos de bruces con una verja cerrada a cal y canto y sin rastro de presencia humana en el interior).

Como, para variar, sólo pudimos llegar hasta la puerta, nos recorrimos medio término municipal en busca de alternativas, intentándolo infructuosamente en una Casa do Rato (Pintos) llena hasta la bandera y con actuación musical en directo, para terminar en A Gruta, en Sta. María de Xebe. El refrigerio que nos sirvieron fué aceptable, aunque apreciamos algunas taras en el servicio. Algunas de las raciones no llegaron nunca y en la cuenta aparecían apuntes de cosas que no habíamos consumido.

Con unos cafés en el "Universo" terminó la excursión de ese día y nos retiramos a descansar cara al domingo, día en el que nos esperaban duras tareas culinarias en el prestigioso figón de "Casa Ron".