Habíamos reservado mesa y mantel en O Recuncho do Conxuro para una furanchada mortal con tirabuzón (pa celebrar que empieza la temporada estival), y a objeto de cumplir con el compromiso adquirido nos reunimos en Caldas para acometer juntos la expedición.
Los asistentes nos citamos en el cuartel general habitual de la balneraria localidad ("Convido") y tras un par de vinillos de bienvenida, nos desplazamos hasta el lugar de los hechos, en Lantaño, cerca de Portas. Aposentados ya en la mesa y estimulados por los sutiles aromas carnívoros que desprendía la parrilla vecina, nos pusimos manos a la obra para dar buena cuenta de los irreprochables manjares que sirven en el establecimiento.
Ya rematado el proteínico menú, los dulces postres y los cafés, nos dedicamos con denuedo a ingerir grandes dosis de chupitos digestivos y licores de la casa, cuyos efectos dionisíacos hicieron que termináramos la noche con un inspirado e interminable repertorio de melódicos y estruendosos cantos corales, antes de retirarnos algo perjudicados a dormir la mona, como es de ley.