lunes, 20 de junio de 2011

BAJO LA PARRA

 

DSCN6349 El domingo, con motivo del taitantos cumpleaños de nuestra afiliada Susi, fuimos convocados a su residencia de verano en Bora para celebrar tal evento con la acostumbrada comida pantagruélica de todos los años.

DSCN6383 Después de tomar unos refrescos en la capital, nos dirigimos a la siguiente escala: el siempre inevitable tinto con su ración de cefalópodo en el Bodegón Dios, donde nos encontramos a Gonzalo aprovisionándose del potente y divino morapio de la casa y una gran perola de pulpo, que mas tarde serviría como entrante, aparejado a otros variados manjares.

DSCN6402 Ya en la casa, estaba la mesa dispuesta bajo la parra abarrotada de racimos en pleno crecimiento, aposentados alrededor de la cual dimos buena cuenta de los aperitivos, mientras sobre las brasas crepitaban las carnes que compondrían el plato principal.

DSCN6317 A los postres, dos apetitosas bandejas de filloas y la correspondiente tarta de cumpleaños, con la entrega a la homeajeada anfitriona de sus gimnásticos regalos. Los cafés y la siempre bienvenida queimada de Gonzalo remataron el soberbio ágape, por lo que sacamos el instrumental y los lyrics, y nos dedicamos durante dos o tres horas al bel canto en el apacible lugar, sólo interrumpidos ocasionalmente por un ruidoso helicóptero que pasaba con su bolsa de agua sobre nuestras cabezas camino de algún incendio veraniego.

Ya al atardecer, agotados por el penoso trabajo mandibular, dimos por terminada la reunión.

FELIZ CUMPLEAÑOS, SUSI

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martes, 7 de junio de 2011

LA ENFERMEDAD DE LA LENGUA AZUL

 

cartel Llegó el momento de degustar ese oscuro brebaje que se elabora en Barrantes, también llamado viño tinto.

Aún sin habernos enterado de que había recibido el primer premio, nuestro olfato vitivinícola nos llevó hasta A Bella de Leiro, donde pudimos degustar un par de botellas del caldo premiado (justamente, hay que añadir) con unas tapillas de filete.

DSCN6084 De allí nos dirigimos al ferial, animado por una ruidosa charanga, para apagar nuestra sed en el stand de nuestro sobradamente conocido Siso con una abundante cantidad de su aromático caldo, amén de una botella de caíño que no pudimos resistirnos en probar.

DSCN6148 Llegada la hora de la pitanza, llegamos a O tío Benito, donde habíamos reservado mesa, para rellenar las panzas con varias raciones de pulpo, pimientos de Padrón, cordero, pinchos morunos y unos sorprendentes callos bajos en colesterol, compuestos basicamente de garbanzos, huesos pelados y agua clara.

Tras postres y cafés, nos despedimos con unos refrescos en otro local cercano y regresamos satisfechos a nuestras casas, exhibiendo orgullosos nuestros dientes, lengua y tracto digestivo coloreados de un vibrante azul ultramar.

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