El domingo, con motivo del taitantos cumpleaños de nuestra afiliada Susi, fuimos convocados a su residencia de verano en Bora para celebrar tal evento con la acostumbrada comida pantagruélica de todos los años.
Después de tomar unos refrescos en la capital, nos dirigimos a la siguiente escala: el siempre inevitable tinto con su ración de cefalópodo en el Bodegón Dios, donde nos encontramos a Gonzalo aprovisionándose del potente y divino morapio de la casa y una gran perola de pulpo, que mas tarde serviría como entrante, aparejado a otros variados manjares.
Ya en la casa, estaba la mesa dispuesta bajo la parra abarrotada de racimos en pleno crecimiento, aposentados alrededor de la cual dimos buena cuenta de los aperitivos, mientras sobre las brasas crepitaban las carnes que compondrían el plato principal.
A los postres, dos apetitosas bandejas de filloas y la correspondiente tarta de cumpleaños, con la entrega a la homeajeada anfitriona de sus gimnásticos regalos. Los cafés y la siempre bienvenida queimada de Gonzalo remataron el soberbio ágape, por lo que sacamos el instrumental y los lyrics, y nos dedicamos durante dos o tres horas al bel canto en el apacible lugar, sólo interrumpidos ocasionalmente por un ruidoso helicóptero que pasaba con su bolsa de agua sobre nuestras cabezas camino de algún incendio veraniego.
Ya al atardecer, agotados por el penoso trabajo mandibular, dimos por terminada la reunión.
FELIZ CUMPLEAÑOS, SUSI