martes, 28 de octubre de 2008

LUCUS PULPUSTI

sfroilan Allá que nos fuimos todos pa Lugo, a objeto de cumplir con la liturgia anual de tomar el estupendo pulpo del ferial de San Froilan.

Ya reunidos los comensales en A Tasca (diez en esta ocasión), donde cayeron las primeras dos botellas y un festival de tapas con el que nos obsequió el canoso y amable camarero, continuamos la peregrinación por diversos locales de la Rua Nova y calles adyacentes, llegando a la caseta ya con los colores subidos y la alegría en los ojillos.

Con la caseta de Aurora a reventar de gente, nos acomodaron en el lugar que previamente habíamos reservado y nos dedicamos con afán a ventilarnos ración tras ración con unas botellas de Solar de Campañó que, como es tradición, habíamos pasado de contrabando, escaldados por los elevados precios que suelen fijar en el ferial para los vinos. Tras el ágape, los correspondientes cafés de pota y un surtido de licores, munición que unida a los vinos previos provocó la esperada explosión de energía y que nos mantuvo haciendo mucho ruido durante bastante rato.

A la salida, rematamos la tarde con unos refrescos en el Met Bar. Seguramente fué un licor café anfetamínico y potentísimo que nos habían servido en la caseta y los cacofónicos colores del moderno local lo que hizo que termináramos el día con los nervios un poco alterados. El año que viene esperamos presentarnos de nuevo en la ciudad amurallada que vió engullir a Pelúdez su primer rabo de pulpo para acometer labores similares, pero -en beneficio de todos- cambiaremos el licor café por unas tilas.

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Feliz cumpleaños, Germán

lunes, 20 de octubre de 2008

FURANCHOS DE CORVILLÓN

almejas Para la noche de este viernes, estaba programada una visita enogastronómica a un par de furanchos en Corvillón, habituales de nuestro curriculum. Previamente habíamos reservado mesa, y nos dirigimos a tomar unas botellas de albariño como aperitivo en A de Chicha, líquido elemento que ingerimos acompañado de unos pinchos de sabrosa tortilla recién cuajada.

zorza Dado que el vinillo estaba bueno, remoloneamos un buen rato en dicho establecimiento, llegando al cenador con mas de media hora de retraso sobre la hora prevista, con el consiguiente cabreo e inmediata bronca del mesonero, serio y quejoso por haber tenido la mesa inmovilizada a la hora de mayor afluencia.

Solventada la situación con las disculpas pertinentes y tras tomarnos la tapa reglamentaria (unos fideos cocinados con los restos destrozados de una batalla de almejas), continuamos el tragová-tragoviene con unas raciones de zorza con patatas, mientras que de una estancia vecina nos llegaban los sones de un improvisado coro de voces y pandereta.

Como remate, unas infusiones en el perenne y siempre socorrido Casarello de Castrelo, dado que se iba haciendo tarde e ignorábamos si podríamos rematar adecuadamente la faena en otro lugar.

martes, 7 de octubre de 2008

DOBLE CUMPLEAÑOS CON TIRABUZÓN EN CASA RON

peraltono Pues resulta que en estos días un servidor cumplía el medio siglo y Toño el 42% de siglo, ambos de edad física, no mental.

Cada uno convencido de que íbamos a la fiesta del otro, resultó que llegamos a nuestra sede engañaos como chinos orientales y supimos que la fiesta que se avecinaba era compartida para ambos aniversarios.

navajas Iniciadas las labores culinarias, como el hambre apremiaba, consumimos (con la excusa de "probar o viño novo") una variada selección de entrantes, mientras iba llegando el grueso de los asistentes.

Una vez todos en la mesa bajo la parra despojada ya de sus frutos y decorada con coloridas guirnaldas festivas, atacamos el menú, compuesto de navajas a porrillo, ostras, carnes a la brasa y estupendos postres. Para beber, Verdejo de Rueda y Riojas de reserva.

tarta Al término de la comida, tras soplar la tarta de cumpleaños como es pertinente, los amiguetes nos obsequiaron con unos bonitos regalos (muchas gracias a todos/as) y dedicamos el resto de la sobremesa a seguir soplando y degustar los cafés, licores y queimadas preparadas por Gonzalo el del Sombrero, mientras entonábamos los habituales cánticos.

Luego de recoger los restos de la batalla, salimos del lugar satisfechos, colocadillos y dispuestos a montar otra a la menor excusa, que para eso a ninguno nos falta disposición.

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