Con carnes procedentes de las corridas de Pontevedra, una vez más deleitó nuestros paladares Abel, profeta de la tauromaquia y señor de todos los bóvidos.
Celebróse el evento en sus dominios (bodegón Arca), donde, tras un trago aperitivo en la barra nos sentamos a la mesa para atacar sin mas dilación los entrantes, compuestos de chipirones fritos y pimientos de Padrón.
Rematado el paseíllo, llegó el astado humeante con sus inseparables patatas, al que lidiamos con denuedo hasta las últimas tajadas. Y como colofón de la faena, unas ricas tartas de queso y café y los licores necesarios para digerir el bravo animal, con lo que dimos por terminada esta edición de la anual degustación torera, tras concedernos por unanimidad las dos orejas y el rabo.