Aunque concentrados en la ardua labor de hacer sitio en los platos, no pudimos dejar de notar la presencia nada menos que de Roberto Vilar, actor que da vida en la caja tonta al popular y glamouroso Tonecho, que había viajado de incognito tan lejos con la esperanza de poder mantener oculto su vicio furanchil.
Rápidamente, enviamos a su encuentro un comando paparazzi, para recoger el correspondiente testimonio gráfico,que reproducimos, amén de su firma autógrafa que amablemente nos dedicó, como superfans suyos que somos.
Imbuído de tan humorístico ambiente, tambien el camarero que diligentemente servía nuestra mesa, Zé Ferreira, nos amenizó el almuerzo con una variada selección de chistes lusos, que arrancaron grandes cacajadas del respetable.
Una vez terminado el ágape, nos dirigimos, en medio de un atasco digno de la M-30, hacia la balnearia localidad de Esposende, para tomar unas infusiones en el superchiringuito playero de Pé no río, antes de la inexcusable visita cultural al Castro de S. Lourenço.
Ya de vuelta en la madre patria, cayeron otro par o tres de vinos en Tui, donde paramos a recoger a la retoña de Begoña. En la próxima visita al país vecino, nos proponemos inspeccionar la zona de Barcelos-Braga, donde también se ubica algún furancho digno de mención.
¡QUE BEN COMÍN
NA PÓVOA DE VARZIM!
Amplio reportaje gráfico en:
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