lunes, 18 de febrero de 2008

BOA MESA PORTUGUESA

Ante la necesidad de acudir al rescate de Isa, exiliada allende la frontera, acometimos ayer una expedición hasta la localidad de Póvoa de Varzim (distrito do Porto). En el legendario y renovado "O Marinheiro" nos esperaba una gran mesa redonda repleta de ricos manjares lusitanos, que nos dispusimos a devorar con fruición.

Aunque concentrados en la ardua labor de hacer sitio en los platos, no pudimos dejar de notar la presencia nada menos que de Roberto Vilar, actor que da vida en la caja tonta al popular y glamouroso Tonecho, que había viajado de incognito tan lejos con la esperanza de poder mantener oculto su vicio furanchil.
Rápidamente, enviamos a su encuentro un comando paparazzi, para recoger el correspondiente testimonio gráfico,que reproducimos, amén de su firma autógrafa que amablemente nos dedicó, como superfans suyos que somos.

Imbuído de tan humorístico ambiente, tambien el camarero que diligentemente servía nuestra mesa, Zé Ferreira, nos amenizó el almuerzo con una variada selección de chistes lusos, que arrancaron grandes cacajadas del respetable.

Una vez terminado el ágape, nos dirigimos, en medio de un atasco digno de la M-30, hacia la balnearia localidad de Esposende, para tomar unas infusiones en el superchiringuito playero de Pé no río, antes de la inexcusable visita cultural al Castro de S. Lourenço.

Ya de vuelta en la madre patria, cayeron otro par o tres de vinos en Tui, donde paramos a recoger a la retoña de Begoña. En la próxima visita al país vecino, nos proponemos inspeccionar la zona de Barcelos-Braga, donde también se ubica algún furancho digno de mención.

¡QUE BEN COMÍN
NA PÓVOA DE VARZIM!

domingo, 10 de febrero de 2008

UN FURANCHO DESCAFEINADO

Ayer, aunque el personal se encontraba muy cansado por distintas razones, hicimos de corazón tripas y a objeto de cumplir con el programa, nos dirigimos a la Casa do Coto (Tomeza) con la firme decisión de disfrutar de una cena sabatina.

Aunque el lugar, por acogedor, prometía, la verdad es que tan sólo nos ofrecieron unas exiguas y mediocres raciones para pitufos a precios de restaurante. Además, aunque fuimos los únicos clientes de la noche, incluso se negaron a servirnos unos tristes cafés de pota (lo que querían era que nos fuéramos con viento fresco y cerrar la barraca).

Reunidos en cónclave, decidimos de forma unánime poner el garito en cuarentena y dejarles para septiembre, esperando a que acumulen méritos para obtener una de las prestigiosas estrellas que nuestra organización concede a los locales que reúnen la suficiente calidad gastronómico-furanchil.

Ya en la capital, terminamos la incompleta cena como es debido (cafés e infusiones de verdad con sus bombones y galletitas) en el Café Universo, donde siempre nos tratan bien y para terminar nos dimos el habitual baño turco en la Sauna TERMITA, para quemar las toxinas a los sones de su también habitual remix de éxitos.

"Si un día vas a Tomeza,
que cenar en la Casa do Coto
no se te pase por la cabeza."