domingo, 10 de febrero de 2008

UN FURANCHO DESCAFEINADO

Ayer, aunque el personal se encontraba muy cansado por distintas razones, hicimos de corazón tripas y a objeto de cumplir con el programa, nos dirigimos a la Casa do Coto (Tomeza) con la firme decisión de disfrutar de una cena sabatina.

Aunque el lugar, por acogedor, prometía, la verdad es que tan sólo nos ofrecieron unas exiguas y mediocres raciones para pitufos a precios de restaurante. Además, aunque fuimos los únicos clientes de la noche, incluso se negaron a servirnos unos tristes cafés de pota (lo que querían era que nos fuéramos con viento fresco y cerrar la barraca).

Reunidos en cónclave, decidimos de forma unánime poner el garito en cuarentena y dejarles para septiembre, esperando a que acumulen méritos para obtener una de las prestigiosas estrellas que nuestra organización concede a los locales que reúnen la suficiente calidad gastronómico-furanchil.

Ya en la capital, terminamos la incompleta cena como es debido (cafés e infusiones de verdad con sus bombones y galletitas) en el Café Universo, donde siempre nos tratan bien y para terminar nos dimos el habitual baño turco en la Sauna TERMITA, para quemar las toxinas a los sones de su también habitual remix de éxitos.

"Si un día vas a Tomeza,
que cenar en la Casa do Coto
no se te pase por la cabeza."

2 comentarios:

Begoña dijo...

¿ Donde firmamos ? Porque estoy totalmente de acuerdo. ¿ Para qué septiembre lo hemos dejado.........?

Emmanuel Joven dijo...

yo ya no voy ni siquiera a tomez porque no me gustan las miniraciones de pitufos, yo quiero un plato rebosante de comida como deberia ser...
chao