Consecuentes con nuestra pertinaz adicción a la Casa do Rato y sus fabulosos y estimulantes vinos servidos en megacunca, ayer volvimos a presentarnos en el lugar. Tomamos las especialidades de siempre regadas con el estupendo blanco de la casa, así como un "catalán" de precioso color y mejor sabor.
A la hora de la dolorosa, volvió a sorprendernos agradablemente la cifra final, claramente de lo mas ajustado que hemos encontrado en nuestras excursiones gastronomicas (algo menos de 6 € por comensal). Y para ser completamente fieles al ritual, los cafés finales en La Piedra, que dado el buen tiempo por fin reinante pudimos degustar en la terraza instalada a sus puertas.
Para mañana, que será otro día, hay programada una visita a cierto furancho de Redondela, del que realizaremos el test pertinente de la mano de Esther y Juan, reconocidos expertos en furanchología.
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