La pasada semana, para acompañar a Bego en la pesada tarea de cumplir años y celebrar como es debido que la susodicha nació después de los dolores, nos reunimos en la sede de Campañó para meternos entre pecho y espalda una sucesión de sabrosos platos.
El yantar estuvo compuesto de dos grandes empanadas, de bonito la una y la otra de zamburiñas, aromáticas nécoras y el guiso preparado con una enorme pata de ciervo procedente como siempre de sus parientes cazadores, que deben pasarse muchas horas disparando a todo lo que se mueve, a la vista del ritmo con el que nosotros consumimos sus capturas.
Como sobremesa dulce, una fantástica tarta de fresas, la siempre bien recibida queimada de Gonzalo y los regalos correspondientes.
Cafés, licores y cante jondo prolongaron el sustancioso ágape durante toda la tarde, arrullados por el sonido cristalino de la lluvia, que no dió tregua en ningún momento de la jornada.
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