lunes, 12 de noviembre de 2007

DO CAUREL A PONTEVEDRA

"Courel dos tesos cumes que ollan de lonxe
eiquí síntese ben o pouco que é un home"

Con la llegada del otoño y sus colorines, no hay que perderse el Caurel, así que nos fuimos a pasar un fin de semana turístico-gastronómico-festivo, aprovechando que se celebraba en Seoane la XX Fiesta de la Castaña.

Empezamos comprando unos décimos de suerte en Piedrafita (de ilusión también se vive) y cenando en O Cebreiro (S. Giraldo) antes de entrar en O Caurel, para recuperarnos un poco del largo viaje.

Al día siguiente, tras el sueño reparador, venciendo la resistencia de Germán, que había observado preparativos pulpeiros y ansioso se negaba a alejarse demasiado, partimos hacia la Fervenza de Vieiros, pasando por el Castillo de O Carbedo y su FENOpegote, Visuña con sus hermosos paisajes, y el tradicional aperitivo de Casa Carrete, en A Seara.

Una vez en Seoane, con Germán a punto del síncope, calmamos el mono con unas raciones de pulpo en el Bar Gloria y nos llegamos a O Pontón, donde el amigo Manolo nos preparó su famosa carne en el artístico entorno del establecimiento.

Al volver nos pasamos por Moreda y Parada, en busca de los orígenes de la inspiración de Novoneyra y María Mariño.Ya por la tarde, degustación de castañas y vino en el recinto ferial, y cena en el Acampamento O Caurel. A la vuelta, gran ambiente en el pueblo, donde nos administramos unas dosis de combinados, asustados por la siguiente noticia aparecida en la prensa.
La cosa se complicó hasta altas horas de la madrugada, gracias al combustible ingerido, y nos retiramos felices y aliviados en la seguridad de que jamás enfermaremos por esta causa.

A la mañana siguiente, resacosos y somnolientos, recogimos los bártulos y salimos hacia Vilar, con visita a su peculiar museo etnográfico y al impresionante castro. Y vuelta hacia Vilamor, buscando el acostumbrado jabalí con castañas y demás delicias que sirve Carlos en Casa Dosinda, no sin antes consolar los estómagos con unos Martinis en Catuxo (Valdomir).

Ya en franca retirada, tomamos unos cafés e infusiones en Casa da Aira, en Froxán, antes de internarnos en el término de Pobra de Brollón, por donde llegamos de nuevo al mundo real.

Todavía quedan muchos sitios por visitar en la sierra, pero eso se tratará en capítulos venideros.
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1 comentario:

Begoña dijo...

En dos palabras "IN PREZIONANTE"

Ahora toca organizar la próxima.