TONY LOMBA ES DIOS, Y ELIO, EL DE LOS SANTOS

 

Para este sábado, tuvimos una incursión furanchística al lugar de Serantes en Baion. El punto de encuentro para acometer las primeras botellas era el furancho de reconocido prestigio de Manolo, Cabaleiro do Albariño y bodeguero de dilatada experiencia.

Dado que el lugar está bastante escondido, varios de los expedicionarios tuvieron serios problemas con la localización resueltos amablemente por el mismísimo Manolo, que a la voz de "quietosparaosahí", tras adivinar donde se encontraban, hizo sucesivos viajes en su scooter para conducirlos al redil. Como cada vez que uno de los perdidos llegaba se había agotado el vino, hubimos de solicitar botella tras botella a la amable camarera, con lo que salimos del lugar ya con cierto achispamiento para dirigirnos a la cercana taberna A Casa vella do porco celta, donde teníamos prevista la cena propiamente dicha.

La susodicha taberna es una especie de minibulli a la gallega, donde preparan novedosas delicatessen basadas en productos de porco celta, como su propio nombre indica. Jamón del anteriormente mencionado porquiño, embutidos del mismo, tortillas, pimientos rellenos, melocotones salados rellenos, tortillas con ensaladas bien aliñadas y otra larga serie de jarras de albariño, nos entretuvieron hasta la hora límite.

El único problema, la desesperante lentitud en el servicio de las raciones, que nos obligó a tomar postres y chupitos precipitadamente, ya que el tiempo apremiaba y teníamos el tiempo justo para llegar a Caldas, donde a las 2:30 comenzaban su actuación los irreverentes Tony Lomba y Elio dos Santos (antes llamados Los 3 sudamaricones) de los que somos rendidos fans desde hace muchos años.

La peculiar pareja de hecho ofreció un espectacular concierto como es costumbre, granado de sus mejores canciones para terminar con su gran éxito Bandera, bandera, incomprensiblemente rechazada en el festival de Eurovisión, seguramente por su irónico y políticamente incorrecto contenido.

En fin, que lo pasamos de miedo, Y como ya eran cerca de la cuatrolamañana, salimos camino de la cama sin pararnos ni a tomar un triste refresco, que al día siguiente nos esperaba la Festa da Navalla en A Illa de Arousa.

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