Para ver el partido del siglo nos reunimos en nuestro furancho habitual de Barrantes (A de Siso).
Concentrados en el juego a pesar de algunas pérdidas de señal por culpa de la TDT (que el diablo confunda), llegó el golazo de Iniesta para aliviar el sufrimiento justo cuando en la pantalla solo podía verse un cartel que rezaba: "sin o mala señal".
Afortunadamente teníamos a nuestro corresponsal Javier conectado a la radio para cantar puntualmente el gol, que celebramos con gran algarabía.
En este punto, tras unos chorizos del Caurel a modo de aperitivo, dos sabrosas tortillas terminaban de cuajarse en la cocina, que devoramos acompañadas de sus correspondientes ensaladas con la alegría del momento, agudizada por la media docena o más de jarras de fresco albariño que llevábamos consumidas (y otra más gentileza del dueño). Como postre, un tradicional bizcocho salido de las hábiles manos reposteras de Anita.
Terminado el evento deportivo y consumado el espectacular morreo Casillas-Carbonero, salimos a la calle para disfrutar de unos refrescantes gintonics en el Ché mientras fuera se desarrollaba una multitudinaria y eufórica procesión rojigualda por las calles del pueblo.
FELICIDADES A TO ER MUNDO MUNDIAL (menos a los infames karatecas de los Países Bajos y al puto calvo que arbitró como el culo)
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